miércoles, 16 de septiembre de 2020

Capítulo 18






Javier y Cruz, con todo el piso llenos de claveles rojos símbolo de la pasión que los une, van callando hacia la cama. Los dos están muy felices. Hacen el amor. De una manera cálida, de una manera apasionada. Son una perfecta comunión de cuerpos y alma. Luego reposan el uno feliz en brazos del otro. Los dos están extasiados.
--ahora sí que creí que te perdía --le dice Cruz.
El uno aferra al otro. De lado, frente a frente. Sus manos agarradas.
--Dime que crees en mí. Yo no conocía a esa loca. Creo que todo fue idea de tu amigo Francisco...
A Cruz le suena a reproche, como si Javier le estuviera culpando de ser él quien haya metido a Javier entre los dos.
--yo no tengo la culpa --se queja Cruz.
--Yo tampoco, por eso quiero que creas en mí, que no te engañé.
Cruz lo mira muy enamorado:
--quisiera hacerlo pero me cuesta confiar en ti cuando no sé a qué atenerme contigo. Siento que soy un estorbo para ti, que en cualquier momento te veré con una chica de la mano y eso me está matando.
Javier no está acostumbrado a hablar de sus sentimientos y no entiende porque lo va a hacer ahora. No entiende como Cruz le ha cambiado tanto la vida en menos de una semana. Le suelta los manos. Le acaricia el rostro.
--Cruz, mi Cruz.
Cruz se estremece por las palabras, por las caricias de su amado. Javier lo besa con una dulzura, con tanto amor que no deja lugar a dudas. Con un hilo de voz pero directo al corazón dice:
--me da miedo decir que me estoy enamorando pero es lo que siento.
Cruz lo mira impresionado. Feliz. Susurra el nombre de su amado. Le gusta que por fin acepte que algo está pasando entre ellos, algo especial. Le habla con mucho cariño. Le besa las manos:
--el amor no tiene que dar miedo.
Los dos hablan con tranquilidad:
--si cuando vamos a lastimar a nuestros padres, cuando se van a reír de nosotros.
--a mi no me importa.
--¿en serio te enfrentarías a todos? --le dice Javier poniéndole las manos en las mejillas  y casi admirándole y sorprendido por su valentía.
--por ti sí--le dice  Cruz francamente y muy enamorado.
--yo quisiera ser tan valiente como tú --le dice con admiración.
Cruz no se considera valiente y le sorprende las palabras de su amado:
--¿yo valiente? siempre has sido tú el más valiente de los dos.
--ahora no. Me da terror el rechazo. --dice refugiándose en él como un animal herido.
Cruz lo besa, se aferran el uno al otro:
--y a mí me da más miedo vivir sin ti. No me dejes, haré lo que digas pero no me dejes.
Javier le sonríe:
--te tengo un regalo--dice Javier levantándose de la cama.
--¿tú? ¿un regalo para mí?
--sí, por nuestra primera semana juntos.Te lo hubiera dado el domingo pero bueno prefiero que lo tengas hoy.
Cruz siente que está de nuevo metido en un sueño.
--nunca nadie me había regalado nada, bueno, que no sea mi mamá.
--bueno pues ya te tocaba --le dice Javier agarrando una cajita que tiene en su mesita.
Cruz toma el regalo con emoción:
--pero es que ya me has regalo bastante--dice mirando las flores.
--pero quiero que tengas un recuerdo mío... algo que el tiempo lo pueda borrar
--Ni tus caricias, ni tus besos nadie los podrá borrar.
--pero abre mi regalo, es algo que quiero que lleves y que siempre que lo veas te acuerdas de mí --le dice con mucha emoción.
Es un crucifijo que recibe con ilusión y el mismo Javier le pone en el cuello:
--¿te gusta?
Cruz lo agarra. Lo besa:
--es el mejor regalo que me han hecho. Nunca me lo sacaré, nunca.
Cruz está muy feliz, se besan y se besan. Pero Cruz tiene una tristeza en la mirada. Javier le acaricia el rostro:
--¿no estás feliz? ¿y ahora qué te pasa?
--es que yo te había comprado un libro de regalo pero lo rompí por rabia al llegar a mi casa.
A Cruz le duele mucho no tener nada que regalarle pero Javier no le da la más mínima importante:
--no te preocupes, el mejor regalo que me has dado es tu perdón.
--pero yo quiero que tengas algo mío--dice sacándose la pulsera que lleva puesta.
Le explica que es la medalla de su bautizo que ahora la lleva como pulsera:
--quiero que sea tuya.
--¡no, no. Es demasiado¡ --dice Javier impresionado.
Cruz se la pone en la muñeca, Javier no quiere llorar pero está muy emocionado:
--nada es demasiado para ti.
--nunca olvidaré este día, te juro que nunca te voy a fallar. Nunca..
Y se besan y se acarician. El amor está impregnado en sus cuerpos. En esa cama, en esas paredes. Están horas así, mirándose. Admirándose, amándose.
--tenemos que levantarnos --le dice Javier.
--No, ahora sí que no. Es nuestra luna de miel --le dice Cruz.
Javier le sonríe y lo besa:
--pero tenemos muchos deberes, tenemos que estudiar.
Cruz se niega a levantarse. Lo abraza:
--pero hoy no. Hoy ámame. Deja que te amo sin acordarnos de los demás.
Javier se deja convencer fácilmente. Vuelven a hacer el amor. Es la primera vez que lo hacen dos veces en una misma tarde. Cruz queda derrotado. No tarda en quedarse dormido. Javier, sentado desnudo a su lado, lo contempla enamorado.
--¿¿qué me ha pasado contigo?
Piensa en el primer día que lo vi:
--parece que nos conocemos desde  siempre pero en cambio recién aún no hace la semana que estás en mi vida.
Lo mira con deseo, con ternura. También con miedo:
--eres tan guapo, tan ansioso¿en serio me amarás?
Sonríe dulcemente. Lo que él sí tiene claro es que jamás un hombre le había despertado los mismo sentimientos que le está despertando Cruz.

Cruz despierta en un buen rato desnudo y solo en la cama. Se sobresalta:
--¡¡Javi¡?
Éste llega enseguida con una bandeja:
--buenos días. --dice con ironía porque ya ha anochecido-- aquí estoy... te traje la cena para los dos,  supuso que despertarías con hambre...
--¿porqué me dejaste dormir? --Cruz molesto-- no quiero perder ni un sólo instante a tu lado.
--porqué te dejé muy cansado. No estás acostumbrado a tanta actividad sexual. --dice Javier mirándolo con cara de depravado.
Cruz le sonríe un poco tímido. Lo besa:
--pero en la noche no te pienso dejar dormir.
--que bueno, no pensaba hacerlo.
Se miran enamorados. Se acarician, se miran. Comen juntos sentados en la cama. Cruz se da cuenta que no están los claveles en el piso:
--¿y mis flores?
--las dejé en un jarrón en el pasillo aunque no te las llevaras ¿no?
--¿porque?
--¿y qué le vas a decir a tu madre...?
--bueno, no le acostumbro a decir nada.
--las flores ya cumplieron su misión. No me pongas en una situación incómoda.
Le habla con una ternura, con una sensualidad que no se le puede negar.
--bueno, si me lo dices así no puedo negarte nada.
Javier le guiña el ojo y se besan apasionadamente. Javier agarra de la mano a Cruz, le muestra la otra sorpresa que le ha preparado. En una sala cercana, casi vacía ha improvisado una discoteca. Luces, música.. Los dos bailan y desnudos. A Cruz le encanta la forma de bailar de su amado. le encanta hacer el payaso. Se tocan, disfrutan de su cuerpo.  Cruz vive un sueño del que no quiere despertar en brazos de su amado. Los dos viven ajenos a todos no se preocupan de nada. Caminan por el jardín en bóxers.
--quisiera poder congelar este momento... estar así siempre contigo--le dice Cruz.
--tendremos otros momentos...
Viven sin preocupaciones. Se entregan el uno al otro. Nunca el uno había sido de otro de esa manera. Así llega el domingo por la mañana. Es el día que ha elegido Bernardita para sorprenderlos. Estos bajan desnudos a la piscina y se besan en frente ante una escondida Bernie que incrédula lo graba todo. Se besan, se acarician. Están felices.
--se acabó el sueño--dice Cruz con tristeza.
--el sueño sigue. Mañana hace una semana que nos conocimos.
--y que viví mi primera vez. No había manera más especial para celebrarlo... tú y yo solos de luna de miel.
Javier lo acaricia emocionado y se besan con una pasión que deja casi en shock a la hermana de Javier que lo ha grabado todo.

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