miércoles, 16 de septiembre de 2020
Capítulo 3
Francisco está embalado pero Cruz se levanta sin permitirle descubrir su cuerpo. Francisco queda en la cama frustrado:
--¡¡¿y ahora qué pasa?¡
Cruz está muy sofocado:
--¡¡lo mismo de ayer, es demasiado pronto. Mi madre puede entrar¡¡
Francisco se levanta. Se tira en la cabeza un vaso de agua que tiene el otro en la mesa. Cruz, que está muy excitado, se pone aún más cachondo al ver por el tierno pecho desnudo de Francisco desliza el agua.
--si ese es el problema tranquilo. Yo tengo un sitio, ahí podremos estar tranquilo.¿vamos?
Francisco lo mira con cara de depravado. Cruz con miedo:
--No, es que quiero que mi primera vez sea especial.
--¿y yo no soy especial? --pregunta Francisco decepcionado.
--Si pero...
Francisco no lo deja seguir. Se altera mucho:
--¡¡pero nada. Yo te gusto, tú me gustas¡ ¿¿cual es el problema?
--que te da pena que te vean conmigo. Yo no quiero que mi primera vez sea con un chico que en público me va a negar.
Francisco resopla. Se lleva las manos a la cabeza. Luego pone las manos en las mejillas:
--me gustas, me gustas mucho. Cuando estemos solos puedes hacer conmigo lo que quieras.Tienes carta blanco ¿no es suficiente eso para ti?
Cruz traga saliva. La propuesta de Francisco es toda una tentación.
--No, no quiero sólo eso. Sí siento algo por ti que nunca había sentido y quiero estar seguro que para ti soy importante, que no soy un desahogo.
--¡¡que importa con tal que lo hagamos¡
--a mí sí que me importa. No quiero que después me arrepienta cuando con tus amigos me ignores y te diviertas con las rameras de la clase.
A Francisco le emociona la tristeza de Cruz, le gusta que esté tan enganchado con él aunque le desespera un poco que no sea como él. Por un lado le gusta que sea tímido y por otro lado le frustra no tener sexo con él. Francisco lo besa. Cruz se estremece.
--tienes que entender que tengo una reputación.
--es que me gustas mucho.
--tu a mi también pero eso es algo de los dos. --dice Francisco acariciando con el pelo del otro.
--Fran --susurra enamorada.
Francisco lo acaricia:
--ven, vamos a la cama.
Cruz lo mira dudoso. Francisco sonríe seductor.
--No haremos nada que tú no me pidas. Confía en mí.
Cruz se funde en los brazos del guaperas de la clase. La pareja están un buen rato besándose. Los dos se gustan mucho. Están muy calientes. Francisco es muy coqueto, muy seductor. Tiene una mirada de degenerado que asusta a Cruz pero a la vez le atrapa.
--¿no te apetece hacer conmigo cosas sucias? ¿No me harías una mamada?¿nun a lo gas mamado ni te la han mamado?--dice con ironía.
Cruz se enrojece y cambia de tema. A Francisco le hace gracia que le dé pena hablar de sexo.
Al día siguiente, Cruz está solo en el patio comiendo un bocadillo. Francisco se sienta a su lado.
--¿qué tal?
Cruz le sonríe:
--bien..y tus amigos?
--bueno, podemos hablar aunque con disimulo.¿no?
Francisco tiene una sonrisa franca y abierta que a Cruz le vuelve loco.
--sí, me gustaría mucho.
Francisco le pone la mano en el muslo en un gesto que se puede confundir como de hermanos. Los dos se miran con deseo. Francisco sonríe nervioso:
--cambia esa cara o nos van a descubrir y no volveré a acercarme a ti.
--procuraré controlarme.
--pasaremos el fin de semana juntos? --le pregunta Francisco con cariño.
--¡¡sí, sí¡
Cruz está muy contento. Siempre se la ha pasado encerrado y le apetece mucho el cambio.
--¿y dónde vamos?
Francisco le habla con cariño. Cruz parece un niño descubriendo el mundo y a Francisco le llena de orgullo que sea por él.
--¿porque no vamos al circo?
Francisco lo mira con cara de rollo:
--¿el circo? ¡eso es de niños¡
--Es que nunca he ido. Me hace mucha ilusión.
Francisco resopla resignado:
--pues yo te llevo pero el fin de semana el plan lo pongo yo.
Cruz está feliz, vive un sueño. A Francisco le gusta hacerlo feliz.
Ese domingo van a un circo que se ha instalado en la ciudad. Cruz es como estar de nuevo en la infancia.
--¡no me puedo creer que esté aquí¡ --dice Cruz emocionado.
--yo tampoco --dice el otro resignado.
Francisco mira para todos los lados esperando que no lo vea nadie conocido.
--me muero como me vea alguien de la clase --dice para sí.
Para Cruz es algo mágico:
--¡¡es que cuando supe que venía un circo tenía ganas de ir pero jamás pensé que tendría a alguien con quien ir¡ ¡¡tú¡
Cruz habla con mucha agitación y a Francisco le emociona verlo tan contento. Francisco casi se duerme durante la función, aplaude harto. Cruz en cambio aplaude entusiasmado. es uno más de esos niños. A Francisco le gusta mucho Cruz. Es guapo y lo que más le atrae es la devoción que le procesa pero lo ve demasiado infantil. Piensa que ese joven tan suave y tierno jamás lo podré dar lo que él necesita pero es todo un desafío al que no quiere renunciar. A la salida Cruz habla como un loco.
--¡¡gracias por traerme, eres un chico maravilloso¡
Francisco fuerza una sonrisa:
--bueno tampoco hace falta que todo el mundo se entere.
Cruz no deja de hablar de como se ha divertido y comenta todo lo que más le ha gustado. ¿y viste? y tal cosa... Francisco no sabe callarlo. La mejor forma sería con un beso. Es la única manera de callarlo pero están en un parque con mucha gente. No puede hacerlo.
--voy a mear --dice Francisco.
--¡yo también¡
Francisco lo ve tan excitado que tiene miedo.
--pero mosca con lo que haces. No hagas nada que nos delate.
--no tranquilo.
Entran los dos juntos pero Francisco se pone en otra punta para evitar tentaciones. A Cruz le sabe mal pero ya lo conoce. No le dice nada. Luego se quedan en el parte charlando un rato. Cruz echa de menos no poder besarlo, acariciarlo pero le encanta pasear con él como lo que es, un amigo muy especial.
El fin de semana siguiente, Francisco lleva a Cruz a una casa vieja que su familia tiene abandonada en el centro de la ciudad. Los dos van con mochilas.
--que bueno que tu madre te dejó.
--sí, le caes muy bien. Nunca imaginaría lo que hacemos. Mi padre me mata.
--y no debe saberlo y menos lo que pasará ahora.
Cruz traga saliva.
--¿a que te refieres?
Francisco sonríe pícaro:
--que en esta casa dejarás tu niñez, que yo te haré hombre y no acepto un no por respuesta.
Francisco tiene su habitual cara de depravado y Cruz su cara de miedo.
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